Agencia EFE / Beceite
Antiguas guerrilleras participan en un acto en memoria de un campamento-escuela de la guerrilla
Antiguas guerrilleras republicanas participaron en Bezas (Teruel) en un acto en memoria del Campamento-Escuela Montes Universales de la Agrupación Guerrillera de Aragón-Levante, que contó con la asistencia de numerosas personas.
Este acto tenía por objeto recuperar la memoria del único campamento-escuela de la guerrilla en la que, en estancias de quince días, se daba formación política en los valores de la República y en el uso de las armas a quienes tuvieron que echarse al monte en los primeros años de la posguerra civil.
Las hermanas Martínez, Esperanza (alias Sole), Amada (alias Rosa) y Angelina (alias Blanca), recordaron los años en que estuvieron en el monte en una zona entre Teruel y Cuenca entre 1949 y 1951 y los posteriores años de cárcel. Estas antiguas guerrilleras reclaman un reconocimiento de su papel en la lucha por la libertad en España y la devolución de los bienes que les fueron incautados, ya que siguen consideradas como terroristas de acuerdo con un decreto de 1947.
Por ello esperan que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cumpla con su compromiso y el próximo mes de septiembre presente en el Parlamento la Ley de la Memoria Histórica. Esperanza Martínez recordó los años que estuvo en el monte, como hacía viajes para sacar de España a guerrilleros hacia Francia y como a finales de 1951, quizás por una delación, fue detenida en un tren cuando viajaba a Salamanca para facilitar el exilio de varios guerrilleros.
También recordó los 15 años que pasó en distintas prisiones pero consideró que lo peor lo pasó en dependencias del Ministerio de la Gobernación dónde fue torturada. Otras mujeres, explicó, corrieron peor suerte que ella sobre todo las detenidas por la Guardia Civil porque algunas fueron también violadas y afirmó que «a nosotras nadie nos ha pedido perdón».
Recordó también a su padre, Nicolás Martínez, que murió en un enfrentamiento con la Guardia Civil en marzo de 1951 en la zona de La Pesquera (Cuenca) y su cuñado en otra zona próxima dejando viuda y tres hijos.
Estas tres hermanas se «echaron al monte» en 1949 cuando Esperanza, la mayor, contaba con 19 años y vivían en una finca de la aldea Atalaya en la provincia de Cuenca dónde daban refugio a los guerrilleros antifranquistas.
Ante la llegada de la Guardia Civil su padre se «echó al monte» y las tres hijas con él antes de ser detenido.
En un paraje del término de Bezas, recordó Esperanza Martínez, estuvo el único campamento-escuela al que no tenía acceso la Guardia Civil porque desconocía su existencia y allí se formaban los guerrilleros, muchos de la zona.
Convivencia
Hasta 60 personas podían convivir en el lugar entre 1946 y 1947 y al final tuvo que ser desmantelado por la dificultades de mantener y alimentar a tantas personas juntas.
En el lugar todavía se recuerda este campamento-escuela clandestino y según informó el alcalde de Bezas, Alejandro Alonso, el acto reivindicativo se celebrará en años sucesivos, al tiempo que expresó el interés del Ayuntamiento de facilitar el acceso al lugar.
En Bezas junto a la iglesia se conserva todavía una cruz en piedra levantada tras la guerra civil en memoria de los caídos en el bando nacional cuya placa fue arrancada, ya en la democracia, por una alcalde de la localidad.