Diario de Teruel / Miguel Ángel Artigas Gracia
Cuatro estudiantes de Bellas Artes en Teruel trabajan en un proyecto artístico al aire libre en Bezas
Bezart; o embellecer lo inmensamente bello
Imagen del Barranco de las Tajadas de Bezas, lugar donde se emplazarán las cuatro instalaciones becadas | J. L. Casino
Las características rocas del rodeno modeladas a lo largo de 250 millones de años y las pinturas rupestres que dejaron las comunidades de cazadores-recolectores hace 6.000 años en los abrigos de la Sierra de Albarracín configuraron uno de los parajes más bellos e impresionantes de la provincia de Teruel, que hoy se engloba en el Parque Cultural de Albarracín.
Y ahora cuatro artistas del grado de Bellas Artes de Teruel, Hugo Casanova, Silvia Gil, Ruth Diago y Alba Lorente, van a continuar con ese legado poniendo en marcha sendas instalaciones artísticas que se integrarán con el paisaje natural. Aunque los cuatro están ya trabajando en sus estudios, está previsto que sea durante el próximo mes de febrero cuando las obras puedan admirarse sobre el terreno.
Son los cuatro artistas ganadores de la primera edición de Bezart, las Becas del Parque Cultural de Albarracín para la Creación Artística en el Medio Natural. Con la colaboración de la Comarca Sierra de Albarracín, las becas están destinadas a complementar el sendero del Barranco de las Tajadas de Bezas, recientemente reacondicionado, con instalaciones artísticas que se integren con el paisaje y lo enriquezcan.
Como explica José Luis Casino, artista y coordinador del proyecto, el objetivo es promover el atractivo turístico de los alrededores de Bezas a través del arte. «La mayoría de actividades vinculadas al arte en la Comarca suelen centralizarse en Albarracín», explica Casino, «así que pensamos en esta iniciativa para enriquecer la oferta para los visitantes de los senderos de Bezas», en particular del Barranco de las Tajadas, «que es una zona extremadamente bella».
Respeto al medio ambiente
Aunque las becas Bezart proporcionan bastante libertad creadora, una de las líneas rojas es que las intervenciones han de estar complentamente integradas con el paisaje, y han de ser escrupulosamente respetuosas. «En ocasiones el arte en la naturaleza da lugar a intervenciones trasgresoras, pero ese no es nuetro objetivo, sino todo lo contrario», asegura José Luis Casino.
Ese fue el principal elemento que tuvo en cuenta el jurado al valorar las nueve solicitudes que llegaron, además de la utilización de materiales de la zona y también de desecho o reciclado, de la vinculación a su historia y, por supuesto, el valor estético de la obra en sí.
Una escultura en madera quemada como símbolo de rebeldía ante la Ley de Montes, una reinterpretación de los anillos de liesegang que dan un aspecto casi orgánico a las rocas del rodeno, un homenaje a los primeros artistas que poblaron la zona con la recreación escultórica de algunas de sus pinturas rupestres, y una gran espiral que se levantará entre los árboles son las intervenciones en las que ya están trabajando sus autores, y que se pretende que estén definitivamente instaladas sobre el terreno en febrero.
La propia situación de las intervenciones artísticas facilitará su disfrute para los visitantes y senderistas. «Los artistas visitaron la zona y eligieron ellos mismos el lugar para emplazar su proyecto», cuenta Casino. «La casualidad quiso que los lugares estén muy bien distribuidos a lo largo del sendero circular del Barranco de las Tajadas, que además permite visitar los abrigos de las pinturas rupestres, con lo que se incrementará mucho el atractivo de la ruta».
La beca no tiene dotación económica aunque sirve para facilitar los materiales y la estancia en Bezas a los artistas durante la colocación de sus obras, que están creando ahora en sus estudios. Las temperaturas y la naturaleza de los trabajos hace que sea más eficaz que, de momento, los estudiantes preparen sus instalaciones en su estudio. Cuando llegue el momento de situarlas en su emplazamiento final, la beca les cubrirá diez días de estancia en régimen de pensión completa.
El proyecto de las becas Bezart ha nacido con vocación de prolongarse en el tiempo, «si es posible cada año», y «en función de como vaya resultando nos encantaría poder dotar las becas económicamente en el futuro», asegura José Luis Casino.
Grito de protesta
Aunque las instalaciones utilizarán materiales naturales y tradicionales de la zona, como maderas, roca, sargas, cuerda o trapillo, y serán respetuosas estéticamente con su entorno, eso no es sinónimo de que vayan a pasar desapercibias.
De hecho, una de ellas es un auténtico grito reivindicativo. Se trata del montaje escultórico que está diseñando Hugo Casanova en denuncia contra la Ley de Montes 43/2003, recientemente modificada por la 21/2015, que abre la puerta a la recalificación por parte de las Comunidades Autónomas de terrenos incendiados para la construcción de viviendas o de megaproyectos, entre otros aspectos que según muchos colectivos alientan la especulación basada en el ladrillo en detrimento de la conservación natural. El proyecto de Casanova consistirá en figuras humanas talladas en madera, de forma tosca y con la huella de la herramienta, que serán después quemadas para que el fuego deje su huella.
«La figura se sostendrá sobre un paralelepípedo rectangular representando edificios, las colmenas en las que las personas viven en las ciudades, y completaría la instalación una hiedra autóctona de la zona, que con el tiempo crecería en torno al conjunto cubriéndolo», explica Casanova, que además de estudiante de Bellas Artes es el coordinador y autor de algunas de las obras del Museo a Cielo Abierto del barrio turolense de San Julián.
Por su parte la turolense Silvia Gil, con su intervención La danza de Liesegang planteará la reinterpretación de los anillos de liesegang que presentan algunas rocas, entre ellas las de rodeno, y que se asemejan a los anillos concéntricos que se forman en la sección de los troncos de árbol. «En una de las balsas por las que discurre el sendero del Barranco de las Tajadas existe un lienzo de piedra de rodeno donde yo reconstruiré esos anillos, como si estuvieran cayendo sobre el agua», explica Gil. La artista empleará materiales de la zona y reciclados, como sargas y trapillos. Aunque utilizará el color, rojo rodeno, azul cielo/agua y verde vegetación, «la intervención será totalmente respetuosa con el medioambiente. Porque así lo exige la beca y por convicción propia, desde luego».
Ruth Diago es una estudiante del campus de Teruel orihunda de Castellón. Su propuesta becada enlaza con el patrimonio rupestre que puede encontrarse en la zona. Así, la artista ha escogido tres de las figuras más características de la zona, ciervos, y las reconstruirá en tres dimensiones con siluetas de madera atornillada. «En un primer momento iban a ser realizadas mediante varillas de hierro soldadas», explica la estudiante, «pero al final me decanté por trabajarlas con piezas de madera de diferentes tamaños. Es mucho más natural». El objetivo de su intervención es «modelar la naturaleza del entorno e introducir nuevos elementos que se relacionan con su naturaleza», y también «conquistar la atención de los niños visitantes».
Por su parte, Alba Lorente es zaragozana aunque como los tres anteriores también estudia en el campus de Teruel. Su proyecto es quizá el más complejo desde el punto de vista de la instalación, ya que usando ramas y sargas su intención es construir una gran espiral, símbolo de la fuerza, de la expansión y de la fortaleza ante la adversidad, en opinión de la artista, de unos cuatro metros de diámetro. Lo peculiar es que, inspirada en el artista suizo Felice Varini, utilizará el principio de anamorfosis; es decir, que el plano de la espiral estará construido con piezas situadas en diferentes planos y a diferentes distancias del observador. Pero situándose en un punto concreto que el observador deberá encontrar la perspectiva creará la ilusión de que la imagen es plana.