Diario de Teruel / Julio Embid
El camino que lleva a La Iglesuela
Aún quedan quince días y ya es Navidad en el Corte Inglés (quien fija las fiestas de guardar), en los pequeños comercios y en nuestras calles. La verdad es que tener las luces once meses en el almacén municipal de turno es un estorbo. Alegría para todos. O a eso nos obligan, a ser alegres. Chico que vienen los Reyes Magos y lo mismo te dejan un cargo o una recalifación.
Pues bien, mi villancico favorito tengo que confesarles es “El camino que lleva a Belén” y su versión raphaeliana tampoco me desagrada. Soy un viejuno en cuerpo joven. Sin embargo el camino que de verdad nos puede hacer un poco más felices este año que viene es el Camino del Cid. Este año le corresponde a Teruel y al presidente de su Diputación, Antonio Arrufat recoger el testigo del consorcio ‘Camino del Cid’ y durante el año más turístico de la centenaria historia de Aragón, el 2008, se intentará que toda la provincia gane un poco más de visitantes. Durante el cuarto centenario del Quijote en la vecina Castilla La Mancha estuvieron dando la traca con su personaje más famoso (con permiso de Almodóvar y Sarita Montiel) y entre medidas se obligó a los ayuntamientos a poner las calles nuevas con nombres del Quijote, Sancho, Dulcinea y Rocinante y a que se vendiera por un euro nuestro libro más famoso. Y la verdad es que todo esto funcionó y pueblos que no habían visto un guiri en su vida se vieron sorprendidos por alemanes perdidos que les preguntaban si su pueblo salía en el capítulo II o en el capítulo VI.
En Teruel se puede hacer algo parecido. No es necesario poner en Bezas la calle Doña Jimena o en Híjar la calle Babieca, pero sí creo que se debería cuasi-regalar el Cantar de Mío Cid a toda la población y aprovechar la oportunidad para conocer mejor nuestra historia y la de nuestros vecinos. Eso sí, el año que viene Fluvi le dará una somanta a Don Rodrigo en lo que a visitantes se refiere, pero no desanimarse, la historia de Teruel, por fortuna, no se acabó con los dinosaurios aunque alguno de ellos todavía nos gobierne.