Dos son las leyendas que podemos encontrar en el pueblo, ambas se remontan a tiempos inmemoriales:
La Iglesia con Santos de Oro
La leyenda de Peña Botadera
La Iglesia con Santos de Oro
Tal vez el tener nuestras raíces en el terreno del Rodeno, Las Tajadas; haya sido el motivo de situar la leyenda más arraigada al pueblo, en dicho lugar, ya sea en la Peña del Hierro o en cualquiera de todas aquellas que forman el inmenso e impresionante laberinto alrededor del cual debieron vivirse los esbozos de nuestros inicios.
Cuenta la leyenda que encaminándose una pastora por aquellos andurriales apacentando su ganado, se adentró tras una oveja perdida, en una grieta profunda. La grieta resultó ser un pasadizo que aún estrechándose se adentraba en la roca. Siguió por tan angosta galería sin poder imaginar lo que al final le estaba esperando; un templo de oro macizo con columnas, altar, imágenes y todos los utensilios de oro y piedras preciosas que brillaban de forma impresionante ante una tenue luz. La pastora tomó un cáliz de oro y bebió agua de un manantial que brotaba dentro del impresionante recinto, entrando acto seguido en un profundo sueño.
Al despertar, se encontraba fuera de la cueva, en uno de los muchos desfiladeros rodeada por su rebaño.
Al volver a Bezas, relató lo que le había ocurrido a los vecinos del lugar, yendo éstos a buscar la misteriosa iglesia con santos de oro a las Tajadas, especialmente por la Peña del Hierro, pero nadie encontró ni ha encontrado nunca la entrada a tan enigmática iglesia en las muchas búsquedas que se han realizado especialmente por la muchachería del lugar.
Esta leyenda tiene también otra versión en cuanto al modo en que la pastora encontró la iglesia de oro; habría sido de la manera siguiente:
La pastora encontró a un extraño personaje ataviado con ricas ropas de sorprendente colorido y larga capa, con una especie de turbante que adornaba la parte superior de su cabeza, le brillaba el oro en sus manos, cabeza, brazos y pies de manera que hacía difícil fijar la mirada.
Este hombre tapó con un suave pañuelo los ojos de la pastora y la condujo al interior de la roca donde al destapárselos pudo contemplar la maravilla que hemos relatado. La pastora sin saber muy bien como, entró en un profundo sueño y de nuevo se encontró en el exterior rodeada de sus ovejas.
Aún, hoy en día los jóvenes y no tan jóvenes del lugar hacen alguna escapada hacia aquellos territorios en busca no se sabe muy bien si de la Iglesia con Santos de Oro o de un pasado glorioso.
La leyenda de Peña Botadera
Esta leyenda, al igual que la de la Peña del Hierro, es muy antigua, ya se les oía a los abuelos que la habían escuchado de sus padres. (Ha sido recordada oralmente por Pedro Martínez Pérez).
Cuentan los mayores del lugar, que un buen día aparecieron por las inmediaciones del pueblo dos o tres señores llevando mulos con serones. preguntaron a un lugareño pastor de cabras, si cerca de allí sabía de la existencia de un lugar conocido por el nombre de “Peña Botadera ó Botanera”, a lo que respondió que por tal nombre no existía sitio alguno.
Dando cumplido detalle de cómo era el lugar por el que preguntaban, incluso con algunos dibujos de una gran peña, llegó el pastor a la conclusión de que estaban preguntando por la que ellos conocían como Peña La Cruz, así que encaminó a los señores a dicho lugar donde los vio como «danzaban» en lo alto del risco.
Cuando se marcharon, el pastor intrigado por lo sucedido, subió a lo alto de la peña y donde antes todo estaba plano, ahora había unos pozos de reciente excavación. Por lo visto, aún encontró alguna moneda de oro; deduciendo, que allí pudo haber un tesoro enterrado, que es lo que los señores andaban buscando. Unos creen que fue el botín escondido por la necesidad de ocultar las riquezas propias o de rapiñas durante las guerras carlistas, de cuyos hechos lamentables nos dieron referencia nuestros abuelos, mientras que los más dados a imaginar, piensan que pudieran ser riquezas escondidas en tiempos en que los pobladores de estas tierras eran los moros y se vieron obligados a abandonarlas.