Mayo, como suele ser habitual, nos ha traído aguas abundantes, los montes del Rodeno y los campos de trigo, tienen un color verde intenso fascinante, la laguna, llena hasta la bandera -empleando un término taurino-, así también está el Ojuelo, La Hita y el Barranquillo.
Pero las aguas también han dejado un rastro de destrozos, en el monte se cuentan a decenas los pinos volcados y en el río, se ha llevado parte de los muros laterales de rodeno que se hicieran no hace tanto tiempo, quedando el lecho cubierto de piedras en todo su recorrido.