Diario de Teruel / Elisa Alegre Albarracín
Una jornada pone de manifiesto la necesidad de abordar este estudio de la sierra de manera sistemática
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Asistentes a la jornada celebrada ayer en Albarracín
La despoblación, el tiempo y el olvido son los principales enemigos de un patrimonio, el inmaterial, que en la Sierra de Albarracín se afanan por mantener vivo. Algunas tradiciones como las torres humanas de Torres de Albarracín o Toril es poco probable que vuelvan a celebrarse, porque no queda nadie de los que se encaramaban a lo alto en la plaza allá por los años setenta del siglo pasado. Solo las fotografías recuerdan que algún día pasó. Pero otras, como los toques de las campanas, que han dibujado durante siglos el paisaje sonoro de esta sierra todavía pueden ser recuperadas, algunos tañidos al menos.
¿Para qué un catálogo? «Para tener conciencia de que no nos hemos dejado nada» explica el secretario del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín, CECAL, José Luis Castán. Un catálogo permitirá «mejorar la identidad de la Sierra y puede ser un motor económico y de desarrollo turístico».
El «esqueleto» de este catálogo ya se puso en marcha en 2008 y puede consultarse a través de Internet: «Hemos ido rellenando huecos con muchas investigaciones a lo largo de estos años» añade el secretario, pero es necesario abordar «de manera sistemática» este catálogo, para lo que es necesaria financiación. Un compromiso que ayer pedía el presidente del CECAL, Pedro Saz, durante la inauguración de las VI Jornadas de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Sierra de Albarracín, celebradas en la ciudad de los Azagra este año. «Necesitamos apoyo económico para dar el siguiente paso, para asentar el catálogo definitivamente y poder así implicar a gente que ya está preparada y que quiere intervenir», apuntó Saz. «Esto es un trabajo de varios años» y por eso confía en que haya un compromiso de las administraciones para «que sea un trabajo sostenido».
En ese sentido, Castán agradeció el apoyo de la Comarca de la Sierra de Albarracín, que cada año organiza estas jornadas y ofrece financiación a sus actividades, «sin su apoyo el CECAL no existiría». Pero apunta un deseo: «Nos gustaría que la Comarca destinara una partida de sus presupuestos de Cultura para la elaboración de este catálogo, a través del CECAL o de técnicos especialistas en patrimonio cultural».
Este punto, que las investigaciones sean realizadas por expertos, es una de las cuestiones que destacó el secretario porque «es un trabajo científico, no se trata de hacer simplemente fotografías, documentar una fiesta o entrevistar a cuatro personas».
Castán recordó que tanto la comarcas como el Gobierno de Aragón tienen competencia en patrimonio, de ahí la petición de apoyo concreto, además del que ya vienen realizando a través de la convocatoria de ayudas para centros de estudios o investigaciones.
Tras el estudio puede comenzar el camino también para iniciar a través del Gobierno de Aragón un expediente para que ese patrimonio sea declarado Bien de Interés Cultural, como ocurrió con la trashumancia. ¿Y eso para qué sirve? «Como figura de protección es un sello de calidad, obliga a las administraciones a protegerlo y a la sociedad a reconocerlo», aseveró.
Para Saz además ese compromiso de las administraciones para apoyar la elaboración del catálogo es urgente porque «las personas mayores se nos mueren, y una parte muy importante para investigar ese patrimonio inmaterial son las fuentes orales».
El presidente no quiso hablar de presupuestos ni tiempos porque se trata, aseguró, de un trabajo a largo plazo y se podrá avanzar en la medida en que se cuente con dinero, algo que ha escaseado estos años porque «en tiempos de recortes la cultura siempre se queda a la cola».
Pero se mostró confiado en que en 2017 la situación cambie: «Este año ha sido el peor porque no ha habido apenas dinero, más allá de las cuotas de los socios», más de 500, todo un logro en una tierra como esta. Frente a años en los que han llegado a publicar hasta ocho libros, este ha sido «un año de transición», también con el cambio en la presidencia que ha asumido el propio Saz.
Uso del catálogo
Una vez recogido todo el patrimonio en el catálogo se abren muchas posibilidades. «El objetivo del CECAL es hacer el catálogo, porque entre nuestros principios fundacionales está la recuperación y conservación de ese patrimonio, pero a partir de ahí depende de las administraciones lo que quieran hacer, dándole continuidad al proyecto» apunta Saz, pero ilustra con un ejemplo los usos futuros que pueden ponerse en marcha. El inventario de fuentes y recursos de agua de la comarca permite, por ejemplo, plantear rutas senderistas por uno o varios pueblos para darlas a conocer.
El calendario festivo, uno de los temas pendientes
El recorrido que ha hecho el CECAL por el patrimonio cultural inmaterial de la Sierra de Albarracín a lo largo de los años acumula ya pequeños tesoros, pero el calendario festivo es, apuntó el secretario del Centro, José Luis Castán, el área en la que más queda por explorar. «Las fiestas tienen un valor muy importante como reuniones de gente, algunas tienen incluso origen medieval» destaca este experto, que llama la atención de estos eventos por la importancia del trasfondo social. «Por ejemplo, en una fiesta los vestidos serían la parte material pero lo inmaterial es el significado que todo eso tiene». Una de las joyas que ha descubierto como investigador el presidente, Pedro Saz, son las torres humanas que se celebraban en algunos lugares, como Torres de Albarracín o Toril. No queda nadie de aquellos pero sí un investigador para contarlo.
Una jornada sobre campanas, trashumancia y madereras
La de ayer fue la sexta edición ya de una jornada que resulta muy enriquecedoras, tanto para los investigadores como para los amantes de este patrimonio, según José Luis Castán, que expuso precisamente en la primera intervención de la jornada la necesidad de elaborar este catálogo y los objetivos.
Habló tras la inauguración del presidente de la Comarca Sierra de Albarracín, Pascual Giménez, que destacó el compromiso de la Comarca con estas jornadas y con todo el trabajo de investigación que realiza el CECAL. El responsable institucional se comprometió a «hacer un esfuerzo en el tiempo para que todas las personas puedan poner en valor todo lo que tenemos», y destacó la calidad del trabajo que se está realizando y la importancia que tiene para las personas que viven y aman esta sierra.
Entre los trabajos que se presentaron está la primera aproximación que han hecho un grupo de investigadores procedentes de la Comunidad Valenciana al paisaje sonoro de las campanas de la Sierra de Albarracín. Joan Alepuz Chelet explicó que en la Sierra han encontrado campanas muy antiguas como la de Moscardón, de 1501 o el reloj de Terriente, «un caso único porque tiene un reloj, que no es antiguo, pero el valor es que siguen dándole cuerda cada cinco días y el reloj es el que acciona las campanas».
Alepuz llamó la atención sobre este patrimonio de los pueblos, destruido en ocasiones por una mecanización poco cuidadosa con los toques locales, el efecto de la Guerra Civil o el paso del tiempo y la despoblación, que ha hecho que se hayan perdido campanas y toques porque nadie queda vivo para contar cómo eran.
Otra de las intervenciones de ayer fue la de la investigadora Carmen Martínez Samper, miembro del Grupo de Investigación H70 (los) Usos del arte, de la Universidad de Zaragoza. Esta especialista dio a conocer los primeros pasos de su investigación sobre la industria maderera en la Sierra de Albarracín. «Cuando hablamos de arqueología industrial parece que hablamos más de la siderurgia pero a mí me gusta más hablar en pequeño, porque creo que también lo pequeño es grande» explicó esta experta que está rebuscando en la historia de la empresa Maderas Martínez, vinculada a su familia.
Ángela Calero habló de la trashumancia en la comarca y la jornada concluyó con una mesa redonda sobre el Catálogo del Patrimonio Cultural de la Sierra.