La medicina rural malvive en precario

Heraldo de Aragón / Mª Ángeles Moreno. Teruel

 

La larga lista de las deficiencias de las consultas incluye barreras arquitectónicas, falta de agua caliente y de calefacción.

Aparecen en la guía de teléfonos como centros de higiene rural o consultorios médicos locales, pero bajo esta ampulosa denominación se esconden en muchos casos cuartuchos en los que el médico pasa consulta helado de frío en invierno y con parte del instrumental comprado por él mismo.

Aunque no se puede generalizar, el presidente de la Federación Aragonesa de Asociaciones y Sindicatos Médicos (FASAMED) en Teruel, Jesús Rodrigo, afirmó que son muchas las instalaciones que presentan graves deficiencias estructurales y carencias en mantenimiento y equipamiento, debidas, en su opinión, a la falta de interés de los Ayuntamientos, que esgrimen la despoblación y el escaso presupuesto que la DGA destina a la adquisición de aparataje y material.

Muchos de estos consultorios, como los de Bezas o Tramacastilla, se encuentran en antiguos edificios repletos de barreras arquitectónicas, un grave problema para la envejecida población de los pueblos más pequeños. Otros, como el de Royuela, no tienen teléfono ni en el pueblo hay cobertura de telefonía móvil, por lo que los médicos pueden recibir una llamada en la consulta gracias a la buena voluntad del dueño del bar o de un vecino, que no tienen inconveniente en ir a avisarle. La falta de espacio, como en el de Rubiales, donde la consulta es tan pequeña que no cabe una camilla, también resulta problemática.

A pesar de los crudos inviernos de la provincia, con temperaturas bajo cero muchos días, en la mayoría de los consultorios no existe calefacción y, como ocurre por ejemplo en Pozuel del Campo y en Godos, a 1.100 metros de altitud, se calientan a duras penas con radiadores. «He llegado a negarme a pasar consulta por haber temperaturas bajo cero dentro del local. ¡Cómo se va a desnudar un paciente con ese frío!», afirmó el médico de Royuela y coordinador del centro de salud de Albarracín, José Luis Pinedo, para quien la actitud reivindicativa del facultativo es esencial en la mejora de las condiciones de la sanidad rural, que «está olvidada».

La falta de agua caliente, necesaria en muchas curas, es otra de las carencias en casi todos los consultorios locales. Tampoco hay frigoríficos para conservar las vacunas ni un servicio de limpieza regular, hasta el punto de que en algunos centros de higiene rural, como el de Bezas, es el médico el que adecenta el local.

«Los médicos rurales nos quedamos perplejos cuando nos hablan del proyecto de informatizar los centros de salud comarcales. La idea está muy bien, pero no es justo llevar ordenadores a esos centros cuando en los consultorios locales el agua caliente es un lujo inalcanzable y muchos instrumentos los compramos nosotros para evitar esperas», explicó el presidente de FASAMED.

Para Jesús Rodrigo, la puesta en marcha de los centros de salud comarcales en los años 80 relegó a un segundo plano a los consultorios locales, que dejaron de ser prioritarios para la Administración. Los Ayuntamientos se ocupan del mantenimiento del edificio y el Gobierno aragonés del personal y el equipamiento.

Sin embargo, Rodrigo destacó que es en los centros de higiene rurales donde se ve el mayor número de pacientes y no en los centros de salud comarcales. Hay consultorios en todos los municipios, y a ellos acuden los vecinos. «No se da prioridad a los consultorios, y es muy triste pasar consulta en un lugar frío y viejo. Hay dejadez y no están clarificadas las competencias. En algunos pueblos, el Ayuntamiento gasta más en la música de las fiestas que en el despacho del médico», indicó.

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