La creación de noventa puestos de trabajo para el funcionamiento de las tres plantas de biomasa que se proyecta instalar en la Sierra de Albarracín ha generado grandes expectativas en esta comarca, aquejada de una importante regresión demográfica y de escasos recursos económicos.
El proyecto, planificado hace varios años, ya no tiene vuelta atrás. La empresa promotora, Recursos Energéticos Rurales S. L., se encuentra actualmente redactando los proyectos y evaluando los terrenos donde se pretenden instalar, en los términos municipales de Bezas, Frías y Noguera.
De los detalles de estas plantas, así como de las características de la producción de biomasa, se hablará en unas jornadas que tendrán lugar los días 12 y 13 de este mes en la Fundación Santa María de Albarracín, organizadas por los promotores.
El gerente de esta compañía, Francisco Javier De Miguel, señaló que las instalaciones podrían estar en funcionamiento en un plazo que abarca entre 12 y 18 meses a partir de la autorización de todos los permisos administrativos, unos trámites que, según el empresario, resultan complejos.
Las de la Sierra de Albarracín serán las tres primeras minicentrales de biomasa para la producción de energía termoeléctrica de las que Recursos Energéticos Rurales S. L., proyecta ubicar en todo Aragón. La empresa está en contacto, asimismo, con responsables de las comarcas de Sierra de Arcos y del Maestrazgo para ubicar otras dos plantas en Ejulve y Fortanete, respectivamente.
Cada una de las plantas de la Sierra de Albarracín tendrán capacidad para producir 2 megavatios de energía y crear 30 puestos de trabajo, necesarios para mantener los tres turnos laborales que exige el funcionamiento de las instalaciones durante las 24 horas del día.
Beneficios sociales
Para De Miguel, los grandes beneficios de este proyecto son fundamentalmente sociales, más que financieros. «Hay que tener en cuenta -agregó- que este tipo de energía genera 9,2 veces más de empleo que las otras renovables, y todo ello, en un entorno principalmente rural», añadió. La permanencia en el territorio de más del 94% del valor añadido, así como la labor de saneamiento y mantenimiento de los montes que conlleva por el uso de residuos procedentes de la gestión forestal -«fundamentales para evitar incendios», explica el gerente-, son otras de las ventajas del proyecto.
La potente inversión que se llevará a cabo -unos 8 millones de euros por planta debido a la tecnología avanzada que precisan- se compensa, según Francisco Javier De Miguel, por la larga vida de este tipo de instalaciones, en torno a 25 años de funcionamiento. Pero también, por las actividades asociadas que se pueden poner en marcha. «Entre el 75% y el 80% de la energía que producen las plantas termoeléctricas es calor y con él se pueden hacer muchas cosas», precisaba el gerente de la empresa promotora.
La producción de pellets de madera como sistema de combustión alternativo es una de estos proyectos futuros que se contemplan asociados a la principal fuente de riqueza.
Grandes posibilidades
Para el presidente de la comarca Sierra de Albarracín, Benito Lacasa, las plantas de biomasa abren «un gran abanico de posibilidades» para los pueblos de la zona, cuyos ayuntamientos firmarán en breve un convenio con la empresa promotora. Según este acuerdo, los consistorios se comprometerán a suministrar la materia prima necesaria para poner en funcionamiento las minicentrales termoeléctricas.
Lacasa sostiene que los numerosos empleos que generarán las plantas son solo algunos de los beneficios previstos. Asegura que la producción de pellets y el impulso a los cultivos energéticos, son otras de las actividades que, a su juicio, pueden ir asociadas a las plantas. Sin olvidar la labor de saneamiento de los bosques que lleva implícita.